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Han pasado casi diecisiete años desde aquel día en el que escribí las primeras líneas de este blog. Eso hace que esta bitácora lleve literalmente media vida conmigo. Diario de un Píxel nació siendo el proyecto de un niñato de apenas 18 años. Hoy ya soy un treintañero que cada vez tiene más cara de cuarentón. Han pasado muchas modas y han cerrado muchos servicios, pero pese a todo, este blog sigue en pie. Ha estado prácticamente en coma en el último lustro, pero ha seguido respirando, esperando una nueva oportunidad. Y ésta ha llegado.

No sé hasta dónde llegaré, pero llevaba tiempo con ganas de volver a juntar letras de forma pública. Contar mis vivencias, mis reflexiones y mis opiniones más allá de las limitaciones de los 280 carácteres de Twitter. Quiero recuperar el espíritu de este invento, algo que está fuera ya de toda moda. Quería empezar un diario cuando tengo uno abierto desde los tiempos en los que gastaba flequillo.

Y eso es todo. Sirva este post para decir: “I’m back”.