Si me conoces o me sigues por cualquiera de las redes desde hace un tiempo ya sabrás cómo funciona mi cabeza. Probablemente te habrás encontrado con alguno de mis textos de “la vida es una mierda”. Bueno, más bien son comunicados de mi estado mental. Y normalmente han dicho siempre lo mismo: estoy mal. Pero hoy no va a ser así. Hoy vengo a contarte que me siento mejor.
Hace un mes dejé un mensaje en mis redes sociales diciendo que había tocado fondo. Me sentía apático, deprimido, sin ganas de nada. Durante unos días sólo quise desaparecer. Una semana después, aquel estado depresivo estaba controlado, o al menos no iba a peor. Desde entonces, mi situación se mantuvo en un estado de standby. Ni me sentía triste ni feliz. Tiraba hacia adelante pensando que volverían los buenos tiempos.
Hace unos pocos días viajé a Barcelona. Y ese viaje me sentó muy bien. Y esta misma semana realicé una escapada cortísima a Madrid, y aunque apenas duró 24 horas me sentaron genial. En estos últimos días he vivido momentos inolvidables como son un concierto de los Rolling Stones o asistir como público a tu programa favorito: La vida moderna. Me he juntado con gente maravillosa, que me ha mostrado su cariño y que me ha dado mucho optimismo. También han ocurrido una serie de cosas en otros terrenos como el profesional que me han dado esperanza en el futuro.
Y a eso vengo, a decirte que vuelvo a ser optimista. Lo he recuperado y hoy, aunque con ligeros titubeos, me siento bien. Puede que me lo haya ganado o que me hayan ayudado. Sea como fuere, me siento agradecido y feliz. Hoy es el día en el que veo esperanza más allá del mañana. Y quería hacértelo saber. De la misma forma que os he preocupado últimamente, os quiero decir que mi cabeza hoy va a mejor.
Quiero agradecer las muestras de cariño y los ánimos que me mandasteis hace ya unas semanas. Probablemente no sepa ni pueda pagarlos, o quizás no sean merecidos por mí. Hoy, y con cierta perspectiva, veo todas las muestras de apoyo que recibí hace un mes y me estremezco. He descubierto que hay buena gente más allá de las pantallas. He vivido la parte buena de las redes sociales, ésa en la que entablas amistad con personas maravillosas. Muchísimas gracias a todas las personas que estuvisteis ahí en aquellos momentos. No sé cómo podré recompensaros ese gesto. Aquí estaré para lo que haga falta.
Y eso. Seguimos caminando hacia el infinito. Pero hoy lo hacemos con esperanza. Un abrazo.