Querido blog:
Puede que no lo sepas, pero hoy cumples 13 años. Naciste allá por el 2004. Yo era muy joven, tenía más pelo, más kilos y menos problemas en la cabeza. Apenas era un recién llegado a la mayoría de edad. Siempre quise tener un diario, escribir en él, pero mi pereza hizo que todos los que me regalaron fueron pasto del olvido. Quién me iba a decir que a los 18 llegarías tú y lo cambiaría todo.
Es cierto que te tengo muy abandonado. Durante años, fuiste mi ojito derecho. Fuiste mi carta de presentación en internet. Hasta me forjaste un sobrenombre, del cual nació un dibujo que acabó convirtiéndose en tatuaje. Quién me iba a decir que ese pixelillo que nació como blog acabaría convirtiéndose en mi segundo nombre. ¿Por qué no paso más a menudo a visitarte? darte de comer con mis ideas, mis reflexiones o mis tonterías. Debes odiarme, y francamente lo entiendo.
Juntos hemos vivido buenos y malos momentos. Has sido mi gran compañía en estos últimos trece años. Te he confiado toda clase de relatos personales. Tienes mucho de autobiografía, chaval. Me has visto reír y llorar, madurar a lo largo del camino. Me conoces mejor que muchas personas. ¿Quién te lo iba a decir hace trece años, eh?
Te has merecido siempre mucho más de lo que te he dado. Porque sí, me has dado muchas alegrías. Gracias a ti descubrí personas y lugares maravillosos. Sin ti no hubiesen existido cerca de diez EBEs en mi vida. No hubiese podido descubrir el maravilloso mundo de la radio. Sin ti mi huella digital, mi presencia online no hubiese existido. Eres el comienzo, o casi, de mi presencia en internet.
Son casi las dos y media de la mañana. No quería irme a la cama sin dejar esto escrito. Quería empezar el día de tu cumpleaños de la mejor forma posible. Felicidades por trece años maravillosos. Ojalá otros tantos así. Te quiero amigo, seguiré dándole a las teclas.