Si echas la vista atrás en mi blog, verás que todo empezó como un simple blog personal. Un blog en el que no pretendía ser un referente de nada, sólo un rincón en el que pudiese hablar de lo que me apeteciese. No buscaba ser un influencer, sólo compartir pequeños retales de mi día a día. Vete tú a saber por qué, eso pasó a mejor vida, y este diario, que durante mucho tiempo fue autobiografía, acabó perdiendo actividad. Con suerte, escribo dos o tres artículos mensuales.
¿Cómo he acabado así? la verdad, echo en falta contar cualquier tontería sobre mi vida, o recomendar cosas, o lo que sea sin tener que darle muchas vueltas. Entrar aquí y explicarte mis amoríos, mis desamores, el catarro que estoy sufriendo o que delante de mi casa hay aparcado un coche muy bonito. Escribir por placer, sin el ánimo de querer ganar un Pulitzer o un Nobel. Escribir como tratamiento contra la soledad o el aburrimiento, o como vía de escape. Escribir porque me apetece contarte mi vida, sin más.
Creo que voy a volver a ese estilo. Te contaré lo que me apetezca. A veces leerás desahogos de un treintañero novato y en otras ocasiones tendrás ante ti un brillante artículo de opinión. Voy a revivir el único compañero que nunca me ha fallado en esta vida. Doce años son muchos años.