Todo el mundo ha crecido pensando que sus padres lo saben todo y nunca se equivocan… hasta que un día descubrimos la cruda realidad. Nadie es perfecto, qué se le va hacer. No existen las verdades universales, ni personas que conocen la respuesta a todo. Los políticos la cagan (¿Te suena algo, verdad?), los deportistas pierden y los gurús también se equivocan. Es algo que cuesta aceptar, pero hay que entender que por mucho respaldo que tengas, por muchos seguidores que haya detrás de ti, lo importante es que uno mas uno sume dos. Cualquier otra respuesta es discutible, por muy larga que la tengas.
Esta mañana, me he pasado por el blog de un gurú del marketing. Admito que uso uno de sus posts como acceso directo al formulario de contacto de Facebook. Me diréis que sería más fácil tener éste en favoritos, pero qué se yo, soy un hombre de costumbres. Total, que he buscado la palabra clave en Google, de allí he saltado al blog de este señor y 10 segundos más tarde he sufrido un bombardeo de pop-ups.
Tras el clásico aviso de las cookies me ha saltado un aviso recomendándome un libro suyo, que muy amablemente cede a cambio de apuntarte a su base de datos. Como no me interesa, le doy a la equis y sigo navegando en su artículo. Abro el link que me interesa pero Facebook lo ha cambiado. Navego por la ayuda de dicha red social no más de uno o dos minutos. Vuelvo a la web de este hermoso caballero y me encuentro no uno, sino dos pop-ups oscurantes. El primero hace referencia a una charla que va a dar junto a otros dos galanes que entiendo saben del tema. Otra vez me intenta captar por este canal. Cierro el aviso y llego a otro que me hace una pregunta antes de irme: ¿Quieres vender más?
Si hubiese podido contestar con algo más que un simple si o no, le hubiese dicho que si me va a enseñar a vender más así, con una web con una experiencia de usuario engorrosa, con elementos que Google ya ha dejado claro que no van a ayudar en el posicionamiento dentro de su buscador, que mejor que no. Que si para convertir necesita lanzarme hasta tres ventanas nuevas en un post que hoy ya no sirve, la cosa va mal. Porque con esa experiencia que he tenido hoy, en la que no he obtenido ningún resultado positivo y me he ido de la web con la sensación de “mira, si quiero relaciones públicas, salgo a una zona de marcha y que comiencen los juegos del Spam”, no va a conseguir nada. Ha perdido un cliente, o lector, o lo que sea. No porque su producto o atención sea mala, sino porque la experiencia de compra o de uso resulta engorrosa o incomoda. Total, que en lugar de responder la pregunta, he optado por cerrar la pestaña del navegador.
Con esto no quiero desprestigiar a ese señor, ni decir que no tiene ni idea de nada. Sólo quiero demostrar que cualquier persona, por muy guru o influencer que sea, a veces la caga o no tiene razón. Esto parece una obviedad, pero hay gente que no lo entiende o acaba de entender.Y también sirve para hacer algo de autocrítica, y aceptar algo lógico pero que a veces nos cuesta entender. Que no te guste no significa que no tenga que gustar, sólo es una opinión. Cuidado con evangelizar las palabras de alguien sólo porque tenga reputación o un número se seguidores. Tener mucha gente detrás tuyo no hace que un hecho falso se convierta en verdad, sólo hace que éste llegue a más personas, y pueda convertirse en una afirmación por aclamación popular.
Igual me he puesto demasiado profundo por una gilipollez, pero me apetecía escribir sobre ello.