España, nunca dejas de sorprenderme. Quién iba a decir que en pleno 2016, dos titiriteros iban a ser el centro de la actualidad nacional. Dos titiriteros, con decenas de casos de corrupción abiertos, con el país sin Gobierno, ¡Con una gala de los Goya sosa! parece que se nos ha ido de las manos una polémica que debería haberse quedado en un 1% del revuelo que ha generado. Pero claro, esto es España, una España que lleva años en una guerra política fratricida en la que todo vale. Y esta vez el ojo del huracán se ha colocado en medio de dos infelices que pasaban por allí.
El ayuntamiento de Madrid contrató a unos titiriteros para el programa oficial de Carnaval. Este grupo de teatro representa una obra clásica de cachiporra, basada en una obra de Lorca que, entre otras cosas, usa una pancarta que pone “Gora Alka-Eta” para representar un hecho. Evidentemente, esta obra no es algo escrito para menores de edad. Sin embargo, muchos padres llevaron a sus hijos e hijas a verla, y claro, se formó la gozadera. Manos a la cabeza, histerismo y reacciones de lo más variopintas. Este hecho saltó a las noticias y bueno, el resto de los hechos ya los conoceréis. El suceso ha llegado a la Audiencia Nacional, donde se ha pedido cárcel para los dos titiriteros.
A partir de aquí, se ha dicho de todo, tanto a favor como en contra de los titiriteros, y como siempre, se ha usado el hecho para hacer política. Quienes ven en este hecho un símbolo de enaltecimiento del terrorismo lo están usando como arma arrojadiza contra el Gobierno municipal. Resulta curioso que los mismos que han generado la deuda astronómica del ayuntamiento, los mismos que se mantuvieron en el cargo tras ver morir a 5 personas en el Madrid Arena, ahora exijan algo a Carmena. Pero oye, están en su derecho de pedir que rueden cabezas. Al fin y al cabo, esa es la libertad que queremos.
Personalmente, creo que hay muchas cosas terribles en este suceso. Me resulta aterrador la calificación de enaltecimiento del terrorismo de este hecho. El empleo de esa pancarta no se usa con fines de adoctrinamiento, sino más bien es atrezzo para captar un contexto. Esto es como si en 8 apellidos Vascos, en la manifestación se hubiese usado una simbología real del movimiento abertzale. Está claro que en esta comedia no era necesaria, ¿pero cómo pretendes explicar la historia sin usar algunos símbolos que guardan odio tras ellos? ¿Se podría haber grabado Yoyes, La Fuga de Segovia o Días Contados sin esta simbología? ¿Cómo contamos la historia del terrorismo nacional sin mencionar a ETA? ¿Deberemos cambiar las siglas para intentar no ofender a nadie? ¿Os imagináis La Lista de Schindler modificando lugares? En lugar del barrio judío de Cracovia se podría haber usado, no sé, Cuenca. Cambiar esvásticas por el emoji de la Sevillana. El holocausto se podría haber cambiado por un parque infantil, donde reinaba la felicidad. No, nadie en su sano juicio exigiría endulzar o censurar algo así.
Días antes de la representación en Madrid, los titiriteros estuvieron en Granada. Allí no gobierna el stalinismo de Carmena, sino la decencia del Partido Popular. Se representó la obra y oye, no pasó nada. ¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué representar esa obra a niños supone un delito que no computa en adultos? ¿No es lo mismo decir Gora Alka-ETA en Madrid que en Granada? ¿Debemos pedir que rueden cabezas en Granada?
Como ya dije hace unos días, si hay algún error, es el de haber programado esta obra como apta para todos los públicos. Por eso sí se puede pedir explicaciones. Sin embargo, ahora ha salido a la luz una publicación en Facebook donde deja claro que los títeres son para adultos. Personalmente, todo este tema está lleno de ambiguedades, pero es el único error grave de esta crisis. Una crisis estúpida y que se está potenciando como mancha negra en el curriculum de Carmena, al igual que la cabalgata de Reyes. Dos pequeños detalles que están demostrando cosas que ya sabíamos. Por un lado, la rabia de algunos movimientos políticos ante una gestión que, de momento, no ha generado ningún tachón importante. Por otro lado, la capacidad que tienen estos movimientos de gestionar y controlar una polémica en los medios, potenciando ésta hasta límites absurdos y generando un suceso impensable en un país serio y democrático.
En España tenemos un problema muy grave con el terrorismo. Y lo doloroso es que en 2016, los terroristas no son el mayor problema. Hemos hecho del terrorismo un arma política donde todo vale, donde podemos generar iras y odios de manera fácil y sin ningún tipo de explicación. Un arma política que es capaz de cerrar medios de comunicación y silenciar estos cierres mientras que en el otro extremo del terreno de juego criticamos a los países que controlan a sus medios. España debe despolitizar y controlar el peso político que algunas partes han obtenido gracias al sufrimiento de muchas, muchísimas personas. Mientras tanto, seguiremos mandando titiriteros a la cárcel.