A lo mejor, ya es hora de ponernos serios y dejar de decir chorradas. Quizás sea momento de dejar a un lado los prejuicios y usar algo más profundo que algunas reflexiones preestablecidas. A lo mejor ha llegado la hora de llamar a cada cosa por su nombre. Quizás debamos aceptar que lo que está ocurriendo desde hace semanas en Europa no es un problema de inmigración. Que esas personas que están llegando a las fronteras de nuestra Unión no son personas que buscan un trabajo, sino un sitio seguro en el que vivir.
Quizás sea la hora de hablar de refugiados y olvidarnos de los inmigrantes. A lo mejor es el momento de entender la seriedad del problema. Puede que haya llegado la hora de entender que esas personas quieren dejar atrás la tierra que les vio nacer y que posiblemente amen por culpa de un conflicto. Quizás sea el momento de olvidarnos de nuestros prejuicios, de entender que estas personas no vienen a quitarnos el trabajo, sino a buscar una nueva oportunidad. La misma que pidieron muchos de nuestros abuelos y abuelas décadas atrás para escapar de un conflicto civil.
A lo mejor es el momento de volver a demostrar la solidaridad que tanto se supone nos ha caracterizado. Esa que nos hace líderes en donación de órganos, de ayudas frente a situaciones de emergencia. Esa que solidaridad que acogió niños y niñas de la guerra de los Balcanes en los 90. Quizás debamos empezar a abrazar a estas personas que lo han perdido todo por culpa de otras personas. No lo perdieron bebiendo, jugando o destrozando su vida. Su vida se destrozó por culpa de las bombas.
A lo mejor no era necesario tener que mostrar a un niño ahogado para abrir los ojos, o a lo mejor si. A lo mejor es el momento de reaccionar y pedir a nuestros representantes políticos que hagan algo de verdad. Que traten a los refugiados como personas y no como un mero número. Que si somos alemanes del sur, tendremos que demostrarlo más allá de las palabras en una rueda de prensa. Si somos la máquina de generar empleo de Europa, 3000 refugiados no son nada. A lo mejor es el momento de dejarnos de tonterías y ser un poco más solidarios. Quizás sea el momento de pensar un poco más en los demás y menos en uno mismo. En ayudar tanto como puedas, ya sea mucho o poco.
A lo mejor es la hora de cambiar las cosas y dejarnos de gilipolleces. A lo mejor.
A lo mejor.