Desde hace ya mucho tiempo, hemos asociado a Telecinco con un término: telebasura. Es cierto que la cadena de Fuencarral nunca ha apostado por contenidos con altos aportes culturales o de intereses educativos. Es cierto que ha tirado por lo cutre, por la carne al aire y otra serie de reclamos de poca calidad. Sin embargo, hace tiempo que para mí dejó de ser sinónimo de Telebasura para ser otra cosa. Para mí Telecinco es sinónimo de ahorro.
Ni el Gobierno de Rajoy, ni el comprar Fairy, los que mejor ahorran de este país son la gente de Telecinco. Nunca he visto conseguir un éxito mayor por tan poco dinero. Casi todos los programas o formatos que lanzan se hacen por cuatro duros. Programas que en su inmensa mayoría logran unos índices de audiencia enormes. Programas que sí, puede que sean una mierda, pero son muy vistos y apenas cuestan pasta.
¿Lo habíais pensado alguna vez? coge la programación de esta cadena y vamos a darle un repaso. Uno de los mejores ejemplos de tele barata es Mujeres y Hombres y viceversa. Coges a un puñado de chavalitos y chavalitas de un perfil concreto, que lo darían todo por tener su minuto de gloria en la tele, les pagas lo justo, sin excesos debido a que no son famosos y el resto sale solo. Decorado fácil y simple, quizás lo más caro del programa sea el contrato de Emma García.
Otro ejemplo que me viene a la cabeza es Cámbiame. Decorado simple, una presentadora que no está en el TOP 10 nacional, tres colaboradores que ante todo quizás lo que puedan buscar es aumentar su visibilidad o fama para potenciar sus carreras y el resto es magia. La gente pagaría por ir, doy por hecho que la ropa, accesorios, maquillaje y peluquería de los cambios van patrocinados. Otro éxito en ahorro.
Ahora, lo que más me gusta es la evolución de Telecinco con la prensa del corazón. Siempre ha sido una de sus bazas importantes. Aquí hay tomate, Qué me dices o Salsa Rosa son algunos ejemplos de cómo el papel cuché alimentaba de contenidos la parrilla de esta cadena. Llegó el momento en el que Telecinco se había cargado de pleitos y litigios de toda clase con famosos de medio pelo o de la jet set, o con celebridades que exigían unos salarios increíbles para asistir a un programa. Se acabó la época en la que veías famosos en Crónicas Marcianas o veías a un reportero de CQC viajando por el mundo.
De pronto, una mente muy lista se sacó un programa de la chistera. Un programa en el que el producto principal era la prensa rosa pero que en realidad se retroalimentaba. Hablaban de gente del entorno de los tertulianos o de ellos mismos. Así nace Sálvame, que se basa en personajes del mundo del corazón muy alejados de la jet set. Todos/as amigos/as de la casa. No necesitas comprar exclusivas, ¡Te las montas tú mismo!
¿La Voz? contrataron a cantantes que no estaban en su momento de mayor éxito. Quizás gracias a su paso por el programa, gente como Antonio Orozco o Rosario vean reverdecer los laureles. Admitamoslo, Bisbal había perdido su magia, o mejor dicho, ya no es tan cool como hace 10 años. Lo mismo se podría decir de Alejandro Sanz, que quizás aún siga guardando, junto a Laura Pausini, su aura de estrella.
¿Y Gran Hermano? otro programa barato. La isla de los famosos cada día lleva a famosos menos famosos, o más casposos, o más baratos. Es cierto que hay grandes vacas sagradas dentro de Telecinco que deben cobrar un pastizal. Los Vazquez o Milá de turno no deben ser mileuristas, pero admitamos que no todo va a ser barato.
Podemos hablar de la calidad de sus programas, de si Telecinco es basura o si realmente nuestra sociedad lo es por necesitar este tipo de contenidos audiovisuales, pero al César lo que es del César, en tiempos difíciles, Telecinco ha sabido crear un formato de negocio estable, barato y de éxito. Hasta ha tenido suerte con la gran mayoría de apuestas que ha realizado en cuanto a ficción se refiere. Casos como Celda 211, El Niño, Lo Imposible o Tadeo Jones son ejemplos de haber sabido invertir bien en cine para luego poder nutrirse de ello en la tele. Tres cuartos de lo mismo con las series.
Lo dicho, una profunda admiración por Telecino.
Foto: CC Alfredo Pérez Rubalcaba en Flickr