Imagina una fundación que apoyase la figura histórica de un líder totalitarista. Una fundación Adolf Hitler o una asociación de admiradores de Idi Amin. Impensable en el siglo XXI y en un país democrático y serio, ¿Eh? ahora imagina que eso es posible, que en España exista algo así. Ahora imagina otra cosa, una fundación que apoyase un alzamiento contra la estructura democrática del país. Lo mismo hay alguien que me dice “eso va a ocurrir en Cataluña y pronto entrará la ley para hacer que no sea posible”. Ahora imagínate que la ley no hace nada, y es más, lleva 39 años así.
¿Quieres vivir con alguien que permita eso? No imagines y digiere esto: todo lo que te he contado existe, por desgracia, en nuestro país. Quita a Hitler y pon a Francisco Franco, quita a Cataluña y pon un alzamiento militar como el de 1936 y tendrás frente a ti el ejemplo: la fundacion nacional Francisco Franco.
Cuesta creerlo, pero es verdad. En su web dejan claro que son una asociación cultural en torno a la figura del caudillo, y que no reciben ningún tipo de subvención pública. Puede que esto sea verdad hoy, en 2015, pero hace un lustro, las cosas eran diferentes. Gente que apoya públicamente la figura de un líder antidemocrático, amén de un listado de palabras esdrújulas que daría miedo.
Cosas como ésta me ayudan a pensar que quizás, y digo quizás, no se hayan hecho bien los deberes en materia de memoria histórica. No tiraré del recurso de meterme con la transición. Tampoco apoyaré a quienes tiran del “En esos momentos, lo mejor era asegurar unos mínimos y en el futuro ya se fortalecerían nuestros intereses”. Han pasado 76 años desde el final de la guerra que dividió a nuestro país y desde entonces, pocas cosas y lo peor, pocas personas o entidades han luchado por unir a las dos partes en una sola. Nadie ha querido perder, ni entonar el mea culpa. Los extremos han ganado, y han conseguido que tres cuartos de siglo después, aun siga habiendo restos de sus errores.
Todo apuntaba a un cambio con el Gobierno de Zapatero. Quiso sacar los trapos sucios, airearlos, demostrar que las cosas se hicieron mal, buscar un perdón y hacer una nueva España, una en la que no existiesen más fosas comunes. Pero parece ser que esto no gustó a todos, o que quizás los que hicieron todo lo posible por acabar con dicha ley, no les interesase que ésta viese la luz. Estas acciones no han hecho mas que meter palos en las ruedas de la sociedad española. No ayuda que un partido fundado por miembros de anteriores gobiernos no democráticos tiren abajo esa ley de Memoria histórica. Claro, tampoco ayuda que un ministro en 2015 diga que en realidad, en España hubo víctimas si, pero eran menos muertos que en la Alemania nazi, así que tampoco hay que exagerar. ¿Te imaginas a un dirigente abertzale diciendo que en realidad hubo más muertos en la guerra civil que por ETA y por lo tanto no hay que pasarse? Repugnante, ¿Verdad? ponte en a piel de ese hombre o mujer que con 80 o 90 años tiene que escuchar que su familiar murió pero oye, mala suerte, haber salido facha.
Voy a dejar de imaginar, porque me estoy empezando a poner malo.