Las rosas son rojas, las violetas son azules y madrugar es de pobres. Que ojo, hay que respetar y tal al que no piensa como tú, pero admitámoslo: madrugamos porque nos obligan, y punto. Es un hecho que lo suyo es despertarse a una hora considerable, entrada la mañana. Madrugar no tiene ni que ser sano.
Vamos a ver, soy un currito. No tengo ni un clavel en el banco, lo que me obliga a tener que pasar por ese aro llamado trabajo. O trabajo o vivo del viento, y que yo sepa, éste no alimenta. Lo único que puedes comerte gratis en este mundo son tus huevos o una hostia, y ninguna de las dos cosas es muy apetitosa. Por lo tanto, madrugo porque mis necesidades primarias me obligan. ¿Te crees que siendo muchimillonario me iba a despertar antes de las doce del mediodía? ¡Anda y que se jodan los muertos de hambre! Que levanten el país ellos solos. Llego a ser rico y lo más pronto que me despierto es mañana.
Mierda, sólo ha sido imaginarme ser un tipo rico y ya he empezado a pensar como ellos.
“Es que si madrugo, me da tiempo a hacer más cosas y a ser más áctivo”. Tú lo que eres es un pobre infeliz. ¿Dormir no es hacer algo? Es un placer. Es casi tan placentero como ir al baño o un buen, ya sabéis, eso que rima con Volvo. “No veas lo bien que va mi vida desde que madrugo y hago una sesión de running a primera hora”. ¿Running? ¿RUNNING? Te ponía a correr delante de un leopardo, por listo.
Además, que despertarse pronto no es lógico. ¡No hay nada bueno en la tele! ¿A qué hora dan las mejores películas y los programas estrella? ¿A las siete de la mañana? ¡Que va! a esas horas sólo emiten noticiarios, que son lo más triste del mundo, casi como los que les gusta madrugar por placer. Sinceramente, a mí me están empezando a dar pena estos infelices. Les llego a respetar pero no a entender. Acepto que haya gente a la que le guste que le echen cera hirviendo como motivación sexual, pero nunca lo probaré.
Que no me vais a convencer, que dormir mucho es una gozada y hacerlo hasta tarde, más. A muerte con El Gran Wyoming.