Estuve poco menos de medio día por Alabama. Partiamos de Louisiana y nuestro destino era Florida, así que la carretera nos obligaba a recorrer unos 70 kilómetros de este estado. Aprovechamos para pasar por Mobile, una de las ciudades más importantes del estado y visitar su mayor atracción: el USS Alabama. Un barco de guerra que estuvo presente en la Segunda Guerra Mundial. Una visita muy interesante de la que os hablaré otro día. Uno no tiene siempre la oportunidad de ver y tocar un navío de guerra, entrar en un submarino o tocar un bombardero B-52 así como una amplia variedad de cazas.
El caso es que echamos la mañana en Mobile y se nos hizo tarde. Era la hora de comer y decidimos parar en la carretera. Cuando estamos por allí, a mis amigos y a mí nos gusta parar a comer en locales en mitad de la nada. Estando en Daphne, pegando a la ciudad anteriormente mencionada, paramos frente a un Taco Bell para comer. Junto a éste había otro loca, mucho menos atractivo y llamativo llamado Los Tacos. Por fuera, parecía uno más de los cientos de miles de restaurantes de comida rápida que hay repartidos a lo largo de las carreteras norteamericanas. Sin embargo, un par de años atrás tuvimos una experiencia positiva. Estando en Castroville (California), paramos a comer en un Burger King. Frente a él había un local llamado Alfonso’s. A día de hoy sigue siendo nuestro restaurante mexicano favorito.
Igual de cutre que el californiano, Los Tacos nos llamó la atención. “No comeremos peor que en el Taco Bell” pensamos. Dicho y hecho, pasamos de la multinacional y nos adentramos en aquel local vacío en el que nos atendió una preciosa joven. Nuestra primera impresión no fue nada del otro mundo. El típico local de fast food con su auto-refill, su mostrador con un menú variado de A,B y C y un buen puñado de mesas esperando clientes.
Acabamos el menú y mi compadre Manu, un tipo que tiene un saque increíble, sintió que aun había sitio para más comida en su estómago. Se acercó a la barra y pidió más comida. Se interesó por un burrito llamado Mucho Macho que parecía estar de oferta, o al menos aparecía recomendado en la pizarra que había en el mostrador. Mi amigo pensó que su nombre se debería al picante, y como es amante de éste, se lanzó a pedir uno.
Unos minutos más tarde, una de las camareras del local acercó a mi amigo su pedido. Cuando esta mujer nos dejó el Mucho Macho delante, nuestras caras cambiaron. Sobre la mesa, un burrito de más de 40 centímetros con un grosor de no menos de 8 o 9 centímetros. Manu, boquiabierto ante el monstruo que tenía que comerse. El resto, fotografiaba a la bestia, reía o simplemente alucinaba.
El Mucho Macho es un ejemplo de las salvajadas que uno puede encontrarse en los restaurantes americanos. Son varias las personas que me han ido preguntando sobre el tamaño de los menús en los Fast Food americanos. A todos les digo que un menú en McDonalds o Burger King sea más grande que uno en España. La diferencia mas bien está en los restaurantes convencionales o en lugares como los 7-eleven o las gasolineras, que son auténticos templos de los productos altos en grasa y azúcares. Algún día hablaré sobre ellos, mientras tanto, deciros que si algún día estáis en el sur de Alabama, tenéis una cita con el Mucho Macho.
Y ya que estamos, aunque Lynyrd Skynyrd lo cantase, el cielo de Alabama NO siempre es azul.