Señor Montoro, es un autentico desgraciado. Es usted un cabronazo, algo que no llega a ser persona. Y no me arrepiento en absoluto de lo que digo. No voy a pedirle perdón, como no lo haré a los miles de compañeros de su profesión a los que no me importaría insultar. En este país sobran los hijos de puta con corbata y los desgraciados con poder. Podríamos exportar escoria política y empresarial durante los próximos dos milenios y aun nos quedarían reservas. Tenemos cabrones en la Moncloa, en Ajuria Enea y en cualquier parte donde haya poder. Hay gentuza gobernando en el norte como en el sur.
Me he metido con el señor Montoro porque se lo merece. Las declaraciones que hace este señor rozan lo surrealista. Son insulto a la inteligencia de los españoles. Puede que el informe Pisa nos haya confirmado que somos algo más tontos de lo que creemos. La verdad es que lo hemos demostrado durante muchos años, dejando nuestra libertad y nuestro control a auténticos desalmados. Eso ha hecho que alguien como Montoro, un autentico engendro nos pueda dar lecciones de economía, de cine y de matemáticas en apenas unas horas. Un señor al que le queda muy grande su cartera de Hacienda como para que se meta en fregados a lo Boyero.
Nuestro Ministro de Hacienda es imbécil No os echéis las manos a la cabeza. Sólo estoy haciendo lo mismo que hace él cada vez que abre la boca en el hemiciclo. Nos llamó imbéciles a todos los ciudadanos cuando dijo que en realidad los sueldos en España no habían bajado, sino todo lo contrario. Ese titular que nos dejó es un atentado a la inteligencia de cuarenta y seis millones de españoles. Por eso, si el Ministro de Hacienda de mi país me trata como a un imbécil y cree que soy tan tonto como para creerme cualquier cosa, en ese caso me puedo permitir el lujo de insultarle. Si usted, Señor Montoro se piensa que soy gilipollas, enhorabuena, ha dado en el clavo. Por desgracia usted me sigue a la zaga.
Este es uno de los muchos ejemplos que puedo dar. Podría llamar de mil formas a Mariano Rajoy, y decirle todas las palabras feas de este mundo a la señora De Cospedal. Puedo hacer lo mismo con media cúpula del PSOE, de UPyD, de IU y así todos y cada uno de los partidos políticos de mi país. Gilipollas Rajoy, Rosa Diez, Rubalcaba, Urkullu, Mas o Cayo Lara.
¿Por qué los insultas? os preguntaréis. Mi respuesta es: porque es mejor insultar que agredir. Porque ha llegado un punto en el que la base democrática de este país ha conseguido generar ira en la sociedad. Porque hace mucho tiempo que dejamos de estar indignados, al menos yo. No siento estar indignado, sino mas bien encabronado y lleno de ira. Estoy viendo como todos los derechos que consiguieron nuestros padres se están esfumando por culpa de la peor generación de políticos de la historia de España. Me quitan derechos y me saquean la cartera, y sin embargo me piden que siga siendo un hombre civilizado. No puedo más, así que insulto. Prefiero llamar mil veces cabrón a un político que pasar a cualquier otro tipo de ataque. Están consiguiendo que la sociedad se radicalice. Que gente como yo, que se siente pacifista, progresista y ante todo, democrática acabe acercandose a unos limites de los que se avergüenza No me siento orgulloso de insultar a una persona, pero desde luego, no me sonrojo si ésta es alguien como los que he citado. Por eso, seguiré pensando y diciendo que Rajoy es un mentiroso, que Montoro es un desgraciado, que buena parte de nuestros representantes políticos nos toman por imbéciles.