Reconócelo: siempre quisiste tirar una bomba de humo contra el suelo y desaparecer. Es normal, todos lo hemos querido en algún momento. Te imaginas ese momento en el que tu pareja te pilla con otro, o tienes que dar la cara por las malas notas, o simplemente no te apetece estar en ese sitio. Sería un recurso magnifico por el que al menos yo estaría dispuesto a pagar. Por desgracia, esas bombas de humo no existen. Sin embargo, hay gente que sabe generar un efecto parecido.
Hablo de los políticos de este país, que desde hace cierto tiempo saben escudarse o desaparecer en autenticas bombas de humo. ¿No os habéis dado cuenta de la cantidad de temas que son polémicos en nuestro país y que realmente no son de importancia básica? Piensa en España, un país con una tasa de paro increíble y con un nivel de pobreza que cada día se va ampliando. En este país cada día que pasa la gente sufre más para comer caliente y para no pasar frío a las noches.
¿Quién puede remediarlo? la respuesta debería ser: nosotros, ¡el pueblo llano! Sin embargo, hubo un día en el que decidimos que era mejor delegar nuestra responsabilidad en otras personas. Nació la democracia y todo fue a mejor. Tuvimos más derechos, los políticos votaban y votaban en las cortes y luchaban por nuestros intereses. Al menos lo parecía. En algún momento, esos señores a los que votamos se volvieron vagos y avariciosos. Dejaron de ser idealistas y se convirtieron en otra cosa. Buscaban engañarnos de cualquier forma con tal de llevarse nuestra papeleta. Hace años que la política dejó de representar los intereses del pueblo para pasar a representar los suyos, o los de otros. Hablo de religiones, empresarios y demás poderes de la sociedad. Cualquier lobby tenía más peso a la hora de trabajar por él que nosotros, el pueblo llano.
Llevamos un buen puñado de años en crisis y los que nos gobiernan, o no saben cómo salir de ella o no pueden hacerlo. Lo intentó la… “izquierda” y ahora lo intenta la derecha, pero no hay manera. Uno por otro, la casa sin barrer. Se ponen mil trabas, se insultan y se dicen de todo entre ellos, pero no nos sacan del pozo. Y mientras el pueblo llano pasa hambre, se queda sin vivienda y sin derechos.
Hace tiempo que lo veo claro. O no tienen la solución para nuestros males o no pueden hacerlo porque de lo contrario enfadarían a personas muy importantes. Estas personas son las que, entre otras cosas, les dan de comer cuando se jubilan de la política, o visto lo visto, financian su Partido. Lo cierto es que en España hay problemas serios y muy graves. ¿Qué harías en ese momento si fueses un miembro del Gobierno? efectivamente, ¡ZAS! y desaparecerías tras el humo. Y lo hacen, sólo que el humo tiene forma de Gibraltar, de aborto, de exhumación de caudillo o de nacionalismos.
Los políticos se han dado cuenta de nuestro punto débil. Nuestro talón de Aquiles es la gran capacidad de perder la atención en lo verdaderamente básico. Somos ese perro que se vuelve loco al ver una pelota en manos de su amo. Nos morimos de hambre pero nos lanzamos a por la pelota de algo tan trivial como es la exhumación de un dictador. Nuestros políticos generan esa cortina de humo, nosotros la adoptamos y no paramos de hablar sobre ella. Hasta nos despellejamos entre nosotros. Mientras, el poder toma aire. Un día más en la representación política sin que haya tenido que hacer nada importante. A veces estas bombas de humo vienen solas, como la última desde Estrasburgo. Otras las creamos nosotros. Sea como sea, la casa sin barrer.
Todas estas bombas de humo han ido acabando con mi paciencia. Años atrás era un amante de la política. Un joven con vocación y con ganas de hacer mejor a mi entorno gracias a la herramienta política. Sin embargo hoy me encuentro desanimado. No diría que me siento indignado, puesto que la indignación ya pasó. Ahora estoy cabreado y cargado de ira. Nuestra sociedad política, que apenas actúa en los focos importantes de nuestro malestar, está generando más odio y rabia que ningún otro sistema político. Hace no mucho hablaba con mi padre, todo un hombre de 71 años, sobre política. Comprobé como un hombre de izquierdas, que había vivido buena parte de su vida sin apenas derechos sociales, perdía la esperanza en una democracia de apenas 30 años. Sé que a mi padre le tiene que joder mucho odiar a los políticos tanto como lo hacía hace 40 años. Seguirán pasando los meses y los años y seguiremos igual, sólo que cada vez más cabreados y más jodidos. ¿Por qué hemos llegado a este punto? ¿Hemos hecho que la política sea un negocio extremadamente lucrativo? ¿Hemos perdido la fe o la vocación política? No sé a dónde nos dirigimos, pero si me huelo que no vamos a buen puerto. Lo único que sé es que yo ya estoy demasiado cansado de os que me representan, y como yo, varios millones de votantes. Algún día seguiremos hablando de esto. De por qué en España nos gusta tanto ser vengativos y ególatras cuando entramos en el poder. El fruto de todo este ombliguismo son décadas de fracaso escolar a causa de LOGSEs, LOE, LOMCEs y demás siglas que nunca han sido respaldadas por la mayoría. Pero como ya dije, hablaremos de ello en otra ocasión.
Disfrutamos de lo votado, o no. Voy a ver si venden bombas de humo en Dealextreme.
2ª foto: CC Yuri Numerov