Quedan 50 días para llegar a Estados Unidos. 7 semanas para que de comienzo un viaje apasionante. Es mi mayor ilusión desde hace mucho tiempo. En los últimos meses lo ha sido todo para mí. Es el motivo para sonreír tras una mala noticia, o un día de mierda. No hay mujer que me haya destrozado en los últimos meses, y la culpa de ello la tiene este viaje. Es mi ilusión, muchas horas de preparación que pronto verán la luz. Entendéis por qué os he dado (y os sigo) tanto la brasa con ello. Esta tarde hemos sacado el ESTA, que viene a ser el permiso-visado-tasa que has de sacar si quieres entrar en el país. 14 dólares que has de pagar para acceder Estados Unidos en un periodo de dos años. Ya tenemos los billetes de avión, algún hotel, el coche y el visado.
Muchos me habéis preguntado por nuestro itinerario. No hay uno establecido de forma oficial, pero sí que trabajamos en uno desde hace varios meses. Tras pasar los primeros días por Chicago, cogeremos el coche y bajaremos al sur. Cruzaremos los estados de Indiana y Kentucky. Pararemos en Indianápolis y Louisville, la capital de Kentucky. En este último estado tenemos dos posibles visitas. Una nos lleva al museo nacional del Corvette, que está justo en la fábrica donde se construyen. Por desgracia, esta fábrica no admite visitas durante este año debido a que están preparando el nuevo modelo. Antes de cruzar la frontera del estado también tenemos otra visita de interés como es el parque nacional de Mammoth Cave. Un buen número de grutas y cuevas inmensas.
Ya en Tennessee, antes de llegar a Nashville pasaremos si o si por Lynchburg. Os preguntaréis qué hay allí, pues ni más ni menos que la destilería de Jack Daniels. Bajaremos a la ciudad mencionada, disfrutaremos del ambiente country y nos pondremos rumbo a Memphis, una ciudad que realmente me apasiona. Visitaremos Graceland, el hogar de El Rey. Visitar la tierra de Elvis Presley unos días antes del aniversario de su muerte puede resultar muy curioso. También visitaremos los Sun Studios, donde este señor y otros grandes de la música, como Jerry Lee Lewis o Johnny Cash grabaron algunos de sus grandes éxitos. También estaremos cerca de la fábrica de guitarras Gibson y del café de una leyenda del Blues: BB King. Y no nos olvidemos del lugar donde asesinaron al bueno de Martin Luther King Jr.
Es hora de seguir el rumbo del rio Mississippi. Entramos en el Sur más profundo, en el estado más pobre de América del norte. Si vamos bien de tiempo, nuestra intención es seguir la ruta 61. La ruta que une el norte del país con Nueva Orleans. Es el lugar en el que Robert Johnson vendió su alma al diablo. Una carretera que nos llevará según todos los que la han recorrido a una realidad diferente de la cultura americana. Jakson, Vicksburg… son algunos de los pueblos que visitaremos.
Cruzamos otra frontera y saltamos a Luisiana. Es la hora del jazz, de ver la desembocadura del rio. Llegamos a Nueva Orleans, una ciudad hermosa que ha sufrido mucho a lo largo de los años. Disfrutaremos de su barrio francés, de su música y de su arquitectura. Volvemos al coche, puesto que hay que afrontar la última parte del viaje. A mediados de agosto, el que hoy os escribe os confirmará si en Alabama el cielo siempre es azul. Serán apenas unos 60 o 70 kilómetros, pero es algo que mi cuerpo me pide. Turno de entrar al último estado que conoceremos en este viaje. Tras recorrer el norte de Florida, llegaremos a Orlando. ¿Qué hay en Orlando? ¡Parques de atracciones! No nos iremos sin conocer Disneyworld y Universal Studios. En Orlando también está uno de los centros neurálgicos de la historia de la carrera espacial. ¿Os suena Cabo Cañaveral? Allí se encuentra el centro espacial Kennedy. Veremos un transbordador espacial, pasearemos por el jardín de los cohetes y veremos replicas de los vehículos lunares. Y de allí a Miami, donde acabaremos un viaje de 21 días. Al llegar al sur de Florida habremos recorrido cerca de 4000 kilómetros, habremos conocido 7 estados e intercambiado la zona horario en varias ocasiones.
Ese será mi viaje. Mi felicidad, mi sonrisa comprimida en apenas 500 palabras. Si hoy soy un hombre feliz es porque esto que os he contado está próximo a hacerse realidad. Si os resulto pesado, os pido mil disculpas. Algunos tenéis hijos, otros, enseñáis vuestros gatos. Mi felicidad reside en hacer que este viaje sea increíble.