Cada año, la casa real española organiza un concurso para niños y niñas en el que les pide exponer qué es la monarquía para ellos. Suelen presentar dibujos o manualidades y como colofón a dicho concurso, los ganadores son recibidos por el rey. Desconozco si los ganadores reciben un premio en metálico o algún tipo de gratificación. Lo cierto es que sería interesante usar esa pregunta con el resto de la población española. Puede que nos llevásemos alguna sorpresa, o puede que no.
Gracias a las actividades sospechosas de Iñaki Urdangarin, el debate sobre la monarquía española ha vuelto a estar de moda. Se ha vuelto a hacer realidad el viejo dicho de “no hay mal que por bien no venga”. A eso podemos añadirle otro asunto que puede que en los próximos días sea noticia. En los últimos días ha vuelto a difundirse una antigua carta del rey Juan Carlos al Sha de Persia en la que nuestro monarca pedía ayuda económica (10 millones de dólares) para la victoria de Adolfo Suárez sobre el Partido Socialista. Esta carta no es nada nuevo, lleva 20 años pululando por ahí, pero por algún motivo apenas había visto la luz pública hasta el día de hoy.
En 1975, con Franco muerto y un país con grandes necesidades de cambio, el rey fue coronado como líder de los españoles. Supo gestionar el traspaso del totalitarismo a la democracia de una forma bastante correcta. Es por ello que el respaldo del pueblo hacia él era considerable. Así se lo hicieron ver los españoles en su momento respaldando en las urnas la permanencia de la corona Española. Pero han pasado casi 4 décadas y España ha cambiado. El mundo en si ha cambiado, y la sociedad actual dista mucho de la de mediados de los 70. Hoy en día somos muchos los que creemos que la figura de Juan Carlos I su séquito merece un debate serio. Esta semana se publicarán por primera vez algunos de los números de la casa real. Algunos medios como Público ya se aventuran a dar una cifra: La casa real nos cuesta casi 60 millones de euros al año.
Vaya, un señor que el día de nochebuena lanza un discurso, que firma muchos papeles, que en verano navega con barcos carísimos y que además de todo ello es campechano nos cuesta cerca de diez mil millones de las antiguas pesetas al año. Cinco millones de parados, recortes inminentes en educación, sanidad y bienestar social y mientras tanto un señor viviendo la vida loca a 165.000 euros por día, eso son cerca de 114 euros por minuto. Eso significa que cuando acabes de leer este post, la corona española nos habrá costado lo mismo que cobro yo en un mes. Y luego nos quejamos de la bajada de bandera de los taxis…
Siendo franco, no sabría decir si la mayoría de los españoles están o no de acuerdo con el mantenimiento de la corona. Pese a ello, creo que estaría bien reflexionar sobre el mantenimiento de ésta. ¿Y si cambiamos la democracia española? ¿Qué generaría el adiós a la monarquía? ¿Podría pasarnos factura? ya sean por los mercados financieros o por la sociedad. ¿Sería la causa de una quiebra o de la ruptura de España? francamente, se presentan demasiadas preguntas y resultados posible tras un cambio tan grande, por eso muchos deciden pasar de estos debates y pensar que “es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Por ello, la monarquía española perdurará en nuestra sociedad. Recibirá palos y deberá ser más transparente, pero se le seguirá permitiendo cosas como ocultar información y otros privilegios. Vamos, que lo de estos días es una mala gripe que tarde o temprano se curará y pasará a ser olvidada.