Imagínate una lata de Coca Cola. Tienes sed, por lo que la abres, te bebes su contenido y la tiras. No necesitas guardarla como recuerdo ya que carece de cualquier tipo de valor. Y si encima la lata no es tuya y la has tomado “prestada”, intentas acabar con ella lo antes posible, y si preguntan, intentarás salir de ese atolladero de la mejor manera posible. Ahora sustituyamos a la lata por un país llamado Irak. Os acordaréis de él porque lo gobernaba un señor muy malo. Uno con bigotes que por ejemplo salía en South Park. Si, era ese tal saddam Hussein.
Irak era un país gobernado por un tirano. Hussein era un asesino, un delincuente, un cabrón en toda regla. Tenía a un país trabajando para él. No existía la democracia ni la libertad de expresión. Otro país gestionado por un cabrón. Pero éste era un país especial. Su subsuelo era rico en oro negro, en petróleo. Uno de los mayores productores de petróleo del mundo. Vaya, una tierra rica poblada por gente pobre bajo el mando de un cabrón. Piensa en ello y a todos se nos ocurre lo mismo: nos cargamos al tío, les devolvemos la democracia y en compensación nos quedamos con la mayor tajada del pastel del petróleo. Pero para ello tenemos que tener una excusa. No podemos entrar en su casa sin motivo aparente. Ahora que lo pienso, Irak no está tan lejos de Afganistán, y esos si que son nuestros enemigos, o al menos hemos hecho creer eso a nuestros ciudadanos. ¿Y si decimos que Saddam es ETA, quiero decir, Al Qaeda y que tiene cientos de armas de destrucción masiva? ¿Y si vendemos que Saddam está preparando un arsenal para destruir el mundo libre? crearemos pánico, confusión, y el pueblo nos apoyará.
Y así fue. El 20 de marzo de 2003 empezaron a caer bombas sobre Bagdad, la capital de Irak. El objetivo: destruir el yugo opresor del pueblo iraquí e instaurar la democracia y la paz. Comenzó una invasión épica. Cientos de miles de jóvenes norteamericanos combatieron en aquel país, y muchos miles de otros países apoyaron la reconstrucción y las misiones de paz. Mi presidente, el tuyo y el de todos los españoles nos metió en aquella guerra. ¿Os acordáis? seguro que salisteis a la calle para mostrar vuestro rechazo. Al fin y al cabo, 9 de cada 10 españoles estaban en contra de aquella guerra, pero la mayoría absoluta es lo que tiene, les da la capacidad para creer que ellos siempre deciden lo que creen que es la opinión mayoritaria del país.
En mi viaje a Los Angeles me encontré con este homenaje a las victimas d ela guerra de Irak.
Pasaban los días, las semanas, los meses… y todo seguía igual. Bueno, hasta finales de 2003. Entonces Saddam fue capturado. 2 años más tarde, el cabrón fue ahorcado. Incluso hubo un “listo” que lo grabó y gracias a ello todos le vimos morir. Las empresas americanas cogieron el control del país. Irak se llenó de soldados profesionales, es decir, de mercenarios americanos. Irak era una fábrica de generar dinero al control de los americanos. Como cantaban los Celtas Cortos: “Haz turismo invadiendo un país. Es barato y te pagan la estancia”.
Llegó Obama, y con él el anuncio de la retirada de las tropas americanas de aquel país. Y esta semana se hizo realidad ese adiós definitivo. Los números que ha generado esa guerra pacificatoria son escalofriantes. Más de 4000 soldados americanos caídos en combate, decenas de miles de soldados heridos o mutilados. Más de cien mil iraquíes han sido asesinados durante esta década. Una masacre digna de ser llamada genocidio. Los americanos controlan el país de forma indirecta. Las empresas iraquíes que controlan el petróleo y demás elementos interesantes están controladas por otras americanas. Centenares de empresas norteamericanas están reconstruyendo el país. Y bueno, Irak está libre de Saddam, pero las diferencias étnicas y la pobreza han aflorado de forma salvaje.
¿Les hicimos un favor? en absoluto. Fuimos, nos bebimos su Coca Cola y ahora abandonamos la lata, su lata. Les hemos dejado tanto o más pobres de l0 que eran, con un país en ruinas en el que la democracia es era una utopía y que ha pasado a ser algo muy complicado. Pensadlo durante unos instantes y comprobaréis muchas cosas, como por ejemplo: ¿Quienes son los buenos? Porque Saddam era un cabrón, pero los “buenos” se han cargado a cien mil personas en 10 años. A mí al menos hay cosas que no me cuadran.
Otra imagen del homenaje al que hacía referencia. Es la playa de santa Monica, la misma que aparecía todas las semanas en “Los Vigilantes de la playa”.