Hace dos años me compré unas deportivas. Unas Reebok altas de color verde de corte vintage. Vamos, las clásicas zapas retro que están de moda. No les veía futuro porque eran MUY verdes, es decir, muy cantosas, pero con el tiempo se hicieron básicas en mi día a día. Eran muy cómodas, y eso ayudó a que fuese un calzado ideal para mi día a día. Si durante los últimos dos años coincidiste conmigo es más que posible que hayas visto esas zapatillas. Las verdes, las “Heineken”, las “Larry Bird”, las de la lengüeta enorme.
Este fin de semana me acordé de ellas, y me pregunté qué había sido de ellas. Ayer las busqué por casa y me las encontré. Las pobres ya están muy usadas, con las suelas casi planas, la tela muy manchada… en resumidas cuentas: han hecho muchos kilómetros junto a mí. Las cogí y me quedé observando su vejez. En un momento pensé “¿Y si ellas hablasen?” y empecé a pensar en todas las cosas que han vivido junto a mí.
Han estado presentes en muchos momentos importantes de los últimos años. Vieron como me enamoraba y me desamoraba, o me han acompañado a lugares tan dispares como Madrid, Sevilla o Los Angeles. Pisaron lugares humildes y sitios elegantes, incluida una terraza de cierto hotel madrileño. Me han visto sufrir y me han visto disfrutar, sobre un escenario o en la cama junto a una mujer. Han visto lluvias, nevadas y días soleados. Bailaron al ritmo de la música de discotecas, o soportaron mis botes en muchos conciertos. Vieron como me ponía otras zapatillas, y como ellas eran las elegidas para envidia de otras. En resumidas cuentas, han tenido una vida intensa.
Ahora llega su ocaso. Cualquier día, las pobres acabarán en la basura. Su tiempo habrá acabado y yo usaré otras zapatillas. Es ley de vida, pero al menos con éstas he tenido un momento reflexivo. Al fin y al cabo estas zapatillas son otro objeto, otro bien tangible unido o ligado a recuerdos, como las fotos de las que hablé en mi último post. Busca entre tu calzado, seguro que tienes un par especial que te haga recordar muchas cosas. Dirán lo que quieran sobre las paredes, pero nuestras zapatillas son mejores testigos de nuestro día a día. Tenedlo en cuenta.