Hacía tiempo que no se me saltaban las lagrimas de emoción. Por desgracia, probablemente la última vez fuese tiempo atrás, cuando perdí para siempre a alguien muy especial para mí. Por aquel entonces lloré por el dolor, pero hoy no ha sido así. Hoy he derramado un puñado de lagrimas de alegría. He llorado por la que es sin duda alguna una de las noticias más importantes de mi vida.
He llorado de emoción porque he sentido que es una gran noticia y porque se que llena de alegría a muchas personas. Personas de cualquier creencia o ideología. Gente que ha sufrido a lo largo de los años la barbarie, el chantaje, la extorsión y el temor de un proceso que no ha servido para nada, sólo para romper una tierra y para llenarnos de odios y llantos innecesarios. Me alegro de corazón por esa gente que mañana vivirá más tranquila, sabiendo que su vida no correrá peligro. Gente que he conocido en persona y que me han sabido demostrar lo que es vivir pegada a un vigilante, a alguien que cuida de su vida poniendo la suya en juego. Gente valiente que ha visto perder amigos, compañeros o familiares. Gente que ha sufrido y que hoy ve como esa necesidad de generar sufrimiento llega a su fin.
Hoy ha nacido la esperanza. La esperanza de la paz duradera y en la que todos debemos y tendremos la oportunidad de vivir. Los malos han dicho basta. Es cierto que no han sabido entonar un mea culpa, y es cierto que sus palabras no son las más indicadas para favorecer la digestión de las mismas, pero como ha dicho un conocido, hoy lo importante es el qué. El Cuándo, cómo… llegarán, pero lo importante es el mensaje. Los malos son eso, malos, y no les pediré nunca palabras bonitas. Hoy ha llegado la paz, o mejor dicho, hoy se ha dado paso y medio para que ésta se acomode en nuestra tierra. Anteriormente se habían dado unos leves movimientos, quizás un cuarto de paso. Vamos, que nos queda un pequeño salto para llegar a la meta, que es la paz y la estabilidad.
Hoy ETA ha dado el paso más importante de su historia. Ha usado su terminología, cruda e indigna, pero ha dicho lo que todos queríamos escuchar: nos dice adiós. Puede que no hayan dicho que se disuelven, ni que dejen las armas, pero han dicho que mañana no saldrán a matar. Ni mañana, ni la semana que viene ni nunca más. Han dado un paso hacia adelante y sin decir nada, o diciendo barbaridades, nos han dicho entre lineas lo que queríamos oír, que no es otra cosa que “hemos fracasado”. No lo ha dicho, pero a veces no hace falta decir nada para saberlo todo. Puede que algunos necesiten escuchar más, puedo llegar a entenderlo, pero yo me conformo con lo básico, que es el fin de los actos terroristas. Una vez leí unas sabias palabras de uno de los pocos políticos a los que respeto, que no es otro que Santiago Carrillo. No sabría traeros sus palabras concretas, pero decía algo así como que él no pondría en juego la paz y el respeto de la nación por otro color más en la bandera. Lo dijo después de volver a su país tras años en el exilio. Supo aguantar, supo perdonar a los que le odiaron y le echaron de su tierra. Fue un hombre demócrata. Un ejemplo en integración.Hoy ha arrancado el proceso de desmantelación del horror y el odio. Quien quisiese el fin total de ETA, desde el anuncio a la entrega de armas, las peticiones de perdón y demás en un sólo paso era un iluso. Hemos sufrido 50 años esta barbarie, así que su final no iba a ser un mar de rosas. Pero lo será, siempre y cuando haya la unión que se ha pedido siempre.
Hoy nace la etapa de la democracia con mayúsculas. Ahora es el momento de pedir perdón, de saber dar el brazo a torcer, tanto por un lado como por otro. Con el paso del tiempo he sabido ser más crítico con la clase política y con los nacionalismos. Quien me conoce sabe que a día de hoy no me caso ni con una ni con otra bandera. Ante todo soy un demócrata hasta le médula, y por eso llevo meses, años pidiendo el dialogo. Ahora que el único escollo nos ha dicho adiós, es el turno de demostrar que los demócratas, esos que tanto se han jactado de serlo, lo demuestren. Democracia es hablar, dialogar y llegar a consenso. Como ha dicho el periodista canario Juan Cruz, es una gran noticia, y como tal la tenemos que aceptar y digerir. No debemos usarla para tirarnos piedras, ni valorarla como positiva o negativa, como suficiente o insuficiente. Mañana, pasado o cuando sea llegará el turno de hablar sobre el futuro, sea cual sea. Y será el turno de las personas demócratas, de los que creemos en el fin mediante el dialogo y la paz. Será el momento de los que creemos que todo se tiene que negociar, porque en eso se basa la democracia. Olvidemonos de banderas, o mejor, de falsos demócratas que residen en los extremos de cada bando. Invitemos amablemente a esa gente que no entorpezcan el trabajo de los auténticos demócratas, y que finalmente sea lo mejor para todos. Y aunque suene utópico, por un tiempo olvidemonos de lineas imaginarias en el mapa, de banderas y de ideologías, y disfrutemos de nuestros vecinos, de nuestros paisanos, de la gente. Vivamos sin odio. sin iras, sin resquemores ni rencores. Vivamos en paz. Dejemos ésta en herencia a nuestros hijos, algo que no nos pudieron dejar nuestros abuelos o nuestros padres. Hagamos que las futuras generaciones se sientan orgullosas de nosotros. Esto tiene que llegar a buen puerto, y lo será con el trabajo de todos. Sin zancadillas, ni chinitas tiradas de un bando al otro. Hagamos lo posible para que no haya ni vencedores, ni vencidos, sólo gente unida. Vivamos como todo ser humano se merece. Es la hora del llanto, pero de un llanto acompañado de una sonrisa. La sonrisa que ahora mismo se deja ver en mi cara.