Alcatraz

Situada a unos 5 kilómetros de la costa de San Francisco, la isla de Alcatraz es todo un referente histórico de la costa oeste. Durante 30 años acogió una de las peores cárceles de occidente. Hasta Al Capone la conoció. Varias décadas después, la isla es uno de los puntos turísticos más visitados de la ciudad californiana. Durante mi primer día en aquella ciudad decidimos acercarnos a los muelles e informarnos sobre cómo ir al islote. Nos acercamos al Pier 33, lugar desde el que se coge el ferry que nos llevó a la isla. En apenas 10 minutos recorrimos la distancia entre la bahía de San Francisco y Alcatraz. La mala suerte hizo que el día escogido para la visita saliese algo gris y lluvioso. Lo bueno era que así la llegada a la isla fue oscura y tétrica, creando una atmósfera interesante.

Al llegar, un amable guarda nos explicó brevemente la historia de la isla y nos dio unas indicaciones acerca de ésta. A partir de ahí cada uno era libre de visitar la isla a su antojo, sin prisas. Sin duda alguna, lo interesante es el edificio central, lo que verdaderamente era la cárcel, pero en los alrededores de éste también hay otra serie de edificios. Algunos están prácticamente en la ruina, y otros se encuentran vacíos, faltos de vida desde hace décadas. Viendo que la lluvia no paraba, decidimos meternos a la cárcel.

La visita a la cárcel arranca donde todo recluso debía pasar antes de formar parte de la prisión, la zona de duchas. Allí te hacen entrega de una audio guía que, aun estando en latino, te ayuda a conocer la historia de Alcatraz. Tranquilos, no debéis pagar nada por la audioguía, viene incluida en el precio de la entrada.

Cuando subes a la zona de celdas te das cuenta que ése sería el último sitio al que te gustaría ir obligado en tu vida. Alcatraz debía ser dura. Con un clima duro, humedad constante en medio del mar y nada cerca de la costa, la sensación de claustrofobia debía ser inmensa. Las celdas eran diminutas. Tenían el tamaño suficiente para tener un lavabo, un retrete, un catre y dos  especies de estanterías pegadas a la pared. Una hacía las veces de silla, y la otra se usaba como mesa. 4 o 5 pasillos, varios pisos de altura, pocas mas  de 300 celdas. El portal del infierno.

Después de Alcatraz visitamos otros puntos de interés de San Francisco, pero la isla fue sin duda alguna lo que más me impactó. Pisé la prisión más mítica de América, probablemente la que más ha salido en el cine. Vi la grada donde Clint Eastwood se sentaba en “La fuga de Alcatraz”, y reconocí muchos rincones que aparecían en “La Roca”. Además, aprendí mucho sobre ella, y que leches, fue el primer punto turístico que vi en los Estados Unidos. Si algún día acabáis en San Francisco y tenéis dos o tres horas libres, bajad al muelle 33 y por unos 26 dólares podréis conocer Alcatraz.