Pese a que yo esté de vacaciones, este blog no para. He pedido que varios amigos escriban cada día un post en él. Hoy es el turno de @SammyJons, que nos trae un post sobre ligar en Euskadi. ¡Disfrutadlo! ;-)
Ligar. ¿Eso qué es lo que es? Pues mirad, yo es que soy de Euskadi y aquí eso no se lleva mucho. Creo que es cuando un tío baboso te agarra por los hombros o la cintura cuando estas con tus colegas en un bar y te dice alguna gilipollez como “¿Cómo te llamas?”, “¿Tienes novio?” “No importa, no soy celoso”. Entonces tú lo miras con cara de asco y le dices algo como “quita bicho”, “argggg” o alguna bordería mas elaborada, según de que parte de Euskadi seas.
Yo creo que no es que las tías seamos bordes, es que los tíos no saben como entrar a una tía. ¿Qué queréis que os diga como tenéis que hacerlo? ¡Jajaja! ni que fuera yo un oráculo. Si lo supiera me hacia de oro. Anda, anda, con lo complicadas que somos las tías, mejor pedidme la luna que os la traigo antes.
Lo que hay que hacer es, cuando uno se echa novia (esos extraños momentos en la vida), cerciorarse de que las amigas son solteras. Sino que se vaya a buscar otra, esa no le conviene nada. Y después, como se ha hecho toda la vida, se juntan las dos cuadrillas y con la que te toque.
Ahora vamos a ver esta situación desde el punto de vista de una amiga de la novia. ¿Qué pasa si el tío que tu quieres (… que te haga un apaño esa noche) no te entra? ¿Vas a usar las mismas técnicas que ellos? Te vas a acercar, agarrarlo de la cintura y decirle “Hola guapo, ¿como te llamas? ¿Vienes mucho por aquí? ¿Te estudio o te trabajo? (subida de cejas x 2)”
No no, no, tú, que aprendiste a besar con lengua gracias al Super Pop, a follar gracias al Nuevo Vale y que ahora con tu colección de Cosmopolitan conoces mas de 100 maneras de chupársela a tu novio (que como no tenias no has podido practicar, aunque te parecen todas sospechosamente parecidas) sabes lo que hay que hacer. No le puedes entrar así, tienes que hacer que el se de cuenta de que quieres que te entre. ¿Como? Pues juegas con el pelo, te acaricias el cuello, te muerdes el labio inferior (sin hacerte sangre, a menos que tu objetivo sea un vampiro), le rozas el brazo, le tocas al hablar, le tocas mas (solo te falta empezar a meterle mano), empiezas a bailar moviendo la cadera que si Pique te cambiaba por Shakira… ¡Y el tío no se da por aludido! Así que sigues… Tienes el pelo sucio y enredado ya de tanto tocártelo, el labio te sangra, parece que juegas a “palmas palmitas” con su brazo, te duelen las piernas de bailar que estas a punto de caerte al suelo… ¡y el tío no hace nada! Te sonríe, charla contigo… ¡pero nada más! Así que decides olvidarte del Súper Pop (si la han dejado de hacer por algo será) y ya cuando os vais a despedir esperas la ultima para darle dos besos y decides que lo vas a besar si o si. Le das el beso por la izquierda bastante cerca del labio… separas la cabeza (poco) para ir hacia el lado derecho, acercas tus labios a la comisura de los suyos… vas a hacerlo, eres una mujer moderna, tu puedes… tus labios casi están sobre los suyos… Y de repente le llama un amigo a gritos para que se de prisa, gira la cabeza y tu beso termina en medio de la mejilla derecha, que además de no ser tu objetivo ha quedado raro raro. Sale corriendo, se pira y tu te vas a casa, sin hombre, sin orgullo y ¡rezando para que tu vibrador tenga pilas nuevas!
Sammy