Me encanta cuando conozco grupos por pura casualidad. Hasta hace unas semanas no conocía a los Tulsa, un grupo vasco que hace una música maravillosa. Vi a Miren, su vocalista en el telediario, y me llamó la atención el nombre de la banda. Me sonaban de algún festival indie español, pero no había escuchado nada de ellos. Fu escuchar “Matxitxako”, una canción suya y declararme fan de ellos. La casualidad hizo que vinieran a tocar a mi ciudad, al campus universitario y además de forma gratuita. Ayer tuve una cita con Tulsa y la verdad es que fue una gran cita.
Definirles es difícil. Tienen un punto de Dylan, algunos riffs de Pink Floyd, la voz de Cecilia, los Hammond más clásicos… todo junto forman un combinado sensacional. El concierto fue casi íntimo, apenas estaríamos un centenar de personas en la sala, todos bien callados disfrutando una por una las notas de cada una de las canciones. Me encantó su directo, muy cercano al sonido de estudio de la banda. Las canciones de su último trabajo me parecieron increíbles (Araña, Matxitxako, Algo ha cambiado para siempre), todas profundas y con un punto sensual que aporta el ritmo y la voz de Miren Iza. Música con aporte sentimental, nada plana que demuestra que lo que está de crisis no es la música, sino el negocio que hay alrededor de ésta.
A eso de las ocho y veinte de la tarde Tulsa bajaron del escenario. Yo me fui feliz a casa porque había visto un gran concierto y porque había añadido su nombre a mi lista de grupos favoritos. ¿Por qué me gustan? quizás sea porque hay puntos en los que me recuerdan en cierta forma a Vetusta Morla, siendo cada uno de un palo diferente. Dales una oportunidad, que ellos te lo recompensaran con buena música. Tienes mi palabra…