A estas horas de la madrugada se está cerrando en Mendizabala el primer día del Azkena Rock Festival. Según números oficiales, 9124 personas hemos asistido al primer día del evento, día que será recordado por grandes los grandes directos que hemos podido disfrutar los allí presentes.
Para el que os escribe, la sesión de rock comenzó con el concierto de los Legendary Shack Shackers. El cuarteto de Nashville hizo un gran bolo en el que demostró sus dotes para hacer buen psicobilly. Su frontman, J.D. Wilkes es todo puro nervio, y buena parte de la magia del grupo radica en él. Aprobado con nota alta para los 4 norteamericanos.
Tras ellos llegaría The Jim Jones Revue, grupo liderado por el mencionado señor Jones. Su estilo recuerda al directo de Jerry Lee Lewis pero traído a nuestros días. Su rockabilly con tintes punk hacen del show algo único, y así fue en el concierto del Azkena. Jim Jones supo manejar la situación pese a no estar cómodo al principio del bolo por problemas técnicos. A medida que fue transcurriendo el show la banda se acomodó, logró mover al respetable y se fue con los deberes bien hechos.
Kitty Daisy and Lewis es un grupo formado por tres hermanos británicos. Su estilo musical (y su aspecto) son 100% 40’s, algo que se nota nada más empezar el show. Prometían mucho estos jóvenes hermanos, y pese a que el concierto empezó con algún que otro contratiempo en forma de problema técnico, la cosa se estabilizó y se llegó a cumplimentar un gran bolo. Quizás no tan contundente como los anteriores de los Shack Shackers o de Jim Jones, pero si igual de aceptable. El día de hoy venía marcado por el sonido clásico más puro. Sin embargo, The Hold steady es uno de los varios puntos y apartes en el guión de hoy. La banda de Brooklyn traía un sonido menos clásico y más moderno y comercial. El postpunk o indie de la banda de Craig Finn fue la primera que tuvo que lidiar con una asistencia más que considerable. El concierto hizo vibrar a sus fieles, a los otros tampoco nos dejó insatisfechos.
El reloj marcaba las 22:45 cuando los Gov’t Mule hicieron acto de presencia en el escenario. Los Mule conservan la esencia de una de las bandas más grandes de la historia de Estados Unidos, ni más ni menos que The Allman Brothers Band. Desde el minuto uno Warren Haynes, el guitarrista de la banda demostró que es uno de los mejores guitarristas vivos de su país. Los americanos demostraron sus dotes haciendo autentico blues rock potente, con unos riffs de Haynes increíbles acompañados por los teclados de Danny Louis. Canción tras canción, riff tras riff, la magia de Warren con la guitarra se quedaba impregnada en todos los asistentes que disfrutábamos boquiabiertos del bolo del día.
Pero el huracán de verdad llegaría justo con el siguiente grupo. Airbourne pueden ser muchas cosas, pero sobretodo son energia pura sobre el escenario. No sabría deciros si son los herederos naturales de los AC/DC, pero sin duda que estarían a la altura de las circunstancias. Su Frontman (Joel O’Keeffe) no para ni un solo segundo. Corre, salta, se sube por las torres de sonido… Si bien las voces no son el punto más fuerte del grupo, sus guitarras afiladas, rápidas y potentes hacen que el público vibre desde el primer hasta el último segundo. Clásicos de su primer disco se entremezclaron con temas del último llamado no ‘Guts no glory’. Personalmente, me quedo con su tema más reconocido, “Running Wild” que en su versión en directo se alarga hasta los 7-8 minutos. Sencillamente increíble.
Por delante quedaban The Black Lips y más horas de carpa y fiesta, pero servidor estaba muerto. Mañana nos espera un gran día con grandes conciertos de Slash o de los míticos KISS. Por eso os abandono, necesito recargar pilas.