El Azkena Rock Festival 2010 ya es historia. Ayer sábado se cerró la novena edición del festival con casi 18000 asistentes, lo que hizo que se superase el record de asistencia global del festival. Más de 44400 personas hemos abarrotado durante tres días el recinto de Mendizabala, una cifra que da mucho que pensar. Pero valoraré más tarde el festival de forma más general, ahora es el momento de repasar el último día de cartel. El sábado 26 pasará a la historia del Azkena por haber tenido en el cartel uno de los mitos vivos de la música contemporánea: el mismísimo Bob Dylan.
Para mí el día de ayer empezó con The Russian Roulettes en el escenario 1. Me gustó bastante el rock energético de este power trío australiano. Uno se asusta de la cantidad de bandas que salen del país de las antípodas. El rock seguía con The Cubical, un grupo que pese a ser de Liverpool tienen poco que ver con los eternos Beatles. Tienen un gran directo, unas canciones muy buenas y sobretodo un buen cantante que ayuda mucho a entrar en el concierto. Dan Wilson tiene una gran voz para el blues y para el rock, y eso hace que The Cubical suenen muy bien.
Y del sonido más sesentero pasamos a los años cincuenta. El Azkena disfrutó de una voz carismática del rythm N’ blues, ni más ni menos que el señor Robert Gordon acompañado de un gran elenco de músicos rockabillys. Gordon nos devolvió al sonido de Elvis, de Otis Redding, el sonido más puro de los comienzos del rock. El de Maryland arrastro a un buen puñado de rockabillys a la explanada del festival. Durante una hora, el Azkena se llenó de tupés y grandes patillas. Robert Gordon y su banda hicieron que los que estuvimos presentes en su concierto no pudiésemos estar quietos, su música nos invitaba a bailar una y otra vez. El único punto negativo del concierto fue la lluvia, que hizo acto de presencia por primera vez en todo el festival.
Tuve que decidir entre ir a ver NRBQ o coger sitio para ver al gran nombre del día, y opté por esto último. Cerca de una hora antes éramos un par de miles los que esperábamos frente al escenario, 50 minutos después yo sencillamente casi no me podía mover.
Puntual, serio y callado salió Dylan al escenario. Nada nuevo, de todos es sabido lo introvertido del maestro. En líneas generales, Dylan hizo un concierto muy alejado del folk y mucho más cercano al blues. Sonriente a veces, el genio de Duluth estuvo algo menos de hora y media sobre el escenario y la verdad, no dejó indiferente a nadie. A sus 69 años, la voz de Bob Dylan ha vivido tiempos mejores. Su voz melodiosa en los 60 ha ido poco a poco dejando paso a una voz más áspera. Pese a ello, Bob Dylan sigue ofreciendo un buen espectáculo.
Tocó grandes clásicos, ejemplos como el gran “just like a woman”, o la que la revista Rolling Stone denominó la mejor canción de la historia: “Like a Rolling Stone”. Con un abrazo de todo el elenco, el genio Dylan se fue por donde vino. Tuvo un par de bonitos gestos con el público, pero nada más. Su público tampoco lo necesita, sabe cómo es su ídolo y no se lo pide. Con Dylan se puede decir que se cumplió el objetivo inicial con creces.