Para algunos el paraíso es un lugar en el que todos sus placeres terrenales se unen para satisfacerle toda una eternidad. Para otros, quizás menos soñadores, nuestro paraíso se encuentra en un lugar o situación en concreto. No tiene el mismo glamour que el primero pero oye, es nuestro paraíso. He empezado a reflexionar… ¿cual será mi paraíso? y creo que he llegado a una conclusión.
Mi paraíso no es verde, ni bonito, ni hay alcohol ni vírgenes hasta la eternidad. Bueno, alcohol… puede ser. Mi paraíso se extiende a lo largo de un puñado de metros, con una anchura de apenas 3 o 4 metros. Mi tierra soñada son los metros cuadrados de espacio que hay entre el escenario y la primera fila de un concierto. Mi paraíso es el foso de seguridad de un concierto, y he de reconocer que al menos he estado un par de veces en él.
No todos tienen la suerte de conocer su paraíso, y no todos los que lo conocen han estado en él. Yo lo he llegado a conocer, no tanto como me gustaría la verdad, pero lo he llegado a conocer. Durante el tiempo que permanezco en él mis problemas, mis dudas, mis temores, mis miedos… todos se alejan de mí y dejan paso a una sensación increíble. Imaginaros un subidón enorme, mucho mejor que el de cualquier droga y sobretodo, algo natural. Algo así es lo que siento haciendo fotos desde el foso. La sensación de haber sacado una buena foto, de ver la excitación y la pasión reflejada en las caras de los asistentes de las primeras filas es algo alucinógeno.
¿Cuando volveré al paraíso? no lo sé. Quizás dentro de un mes, quizás dentro de medio año, quizás nunca… por desgracia, no decido cuando puedo entrar y cuando no. Lo que si es cierto es que nunca podré decir No disfrutar de él. Los que como yo aman la música y la fotografía seguro que me entienden, los que no… Probablemente les cueste un poco mas. En fin, ya queda menos para volver a él, espero…