Con la limpieza que empecé en semana santa he podido recuperar un buen puñado de juguetes que daba por perdidos. De todos ellos destaco mi colección de playmobil. Si he de marcar un juguete como favorito, sin duda alguna serían mis clicks, sus coches y toda la parafernalia que tengo de ellos. Hoy cogí la caja donde los guardo (la caja de mi primera consola, la NES) y le di la vuelta. Volví a tener entre mis manos un click de playmobil tras casi una década de olvido.
Muchas veces me suele venir unas ganas tremendas de tirar la mantita de juego en medio del salón y volver a jugar con los lego, los playmobil o con los cochecitos. Pero no puedo hacerlo, mis 24 años y mi madurez me lo impiden. ¿Estaría mal? ¿Sería grave? ¿Qué dice usted, doctor? la verdad es que lo admito: me encantaría tirarme al suelo y pasarme horas con ellos sin ningún problema en la cabeza.
Todos nos hacemos mayores. Vemos el tiempo pasar poco a poco, casi sin darnos cuenta. Hoy estamos dejándonos las rodillas en el parque, jugando al fútbol, con la peonza o tirándoles de las coletas a las niñas. Al día siguiente estas en casa estudiando, o en el parque con las niñas, pero esta vez sin tirarles del pelo, ahora sencillamente te las tirarías y punto. En fin ese es otro cantar…
Os invito a que compartáis vuestra opinión sobre esto. Seguro que a mas de uno de vosotros/as os pasa algo parecido. No os cortéis, yo ya di el primer paso y lo reconocí, lo siguiente será pan comido :P. También os invito a que os paséis por el blog de un nuevo amigo. @_inigo_ tiene 14 años, pero eso no es excusa para que no sea alguien interesante. Este muchacho acaba de empezar con un nuevo blog, se llama “Un poco de sal” y me ha recordado tanto a mí cuando tenía su edad que me apetece recomendároslo. Porque los gurús te pueden decir muchas cosas, pero la sinceridad y simpleza de Iñigo valen mucho más que ellos.