Llevo bastantes años siguiendo la gala de los Goya, y ayer fue la única que me trague entera y en la que no quise cambiar de cadena en ningún momento. Hemos visto desfilar en la última década un buen puñado de personajes intentando amenizarla, pero ninguno consiguió la frescura, gracia y soltura que tuvo Andreu Buenafuente anoche. El presentador catalán demostró que nada mejor que un presentador para hacer bien ese trabajo. Ni Machi, ni Antonia San Juan ni Corbacho, el mejor presentador que ha tenido los Goya en los últimos años ha sido Buenafuente, y eso que no tuvo mucho tiempo para explayarse…
En lo que a premios se refiere… más o menos no hubo sorpresas. Los pronósticos de la mayoría se cumplieron porque, básicamente todos pensábamos lo mismo: que Ágora se llevaría los premios técnicos y Celda 211 los más artísticos propiamente dichos. Amenabar firmó una superproducción a base de talonario, lo cual hizo que trabajase con un gran elenco de profesionales detrás de las cámaras. Esto tuvo recompensa llevándose siete Goyas. Pero como película en si la favorita era la mía, Celda 211. El señor Tosar bordó su trabajo, y así se vio reflejado llevándose el Goya al mejor actor. A él le acompañaron sendos premios para los actores Alberto Ammann y Marta Etura. Daniel Monzón tuvo su noche de ensueño, no sólo ganó el Goya a la mejor película sino que la academia también le concedió el de mejor dirección y el de mejor guión adaptado. Y así hasta 8, todo un éxito para una de las mejores películas españolas de los últimos años. Lejos del éxito se quedaron cintas como “el cónsul de Sodoma” o “el baile de la Victoria”, no fue la mejor noche para Andrés Vicente Gómez ni para Fernando Trueba. Lola Dueñas se llevó un merecido Goya, y Planet 51 obtuvo un premio más que cantado desde el primer momento.
La gala tuvo otros grandes momentos, como el discurso de Alex de la Iglesia. El presidente de la academia llamó al trabajo, al esfuerzo y al apoyo de todas las partes que componen el mundo del cine. El director de cine dejó atrás los discursos pesimistas de otras ediciones, no usó términos como crisis ni mencionó en ningún momento la palabra “piratería”, enfermedad ésta que todos dicen matará al cine tal y como lo conocemos ahora. Otro gran momento, y sin duda el mas emotivo de la noche fue el Goya honorífico al gran Antonio Mercero. El cineasta, que tiene el mal de Alzheimer no asistió en persona al evento, pero de la Iglesia fue a verle días antes a su domicilio para entregárselo en persona, todo esto se pudo ver gracias a un video emotivo. Buenafuente se ganó al público de Internet gracias a su ya mítico chascarillo con la ministra de cultura.
En resumidas cuentas los Goya se volvieron a reencontrar con los telespectadores. No tendrán el glamour de los Oscar, pero la ceremonia de este año se dejó ver. No llevó ni la mitad de casposidad ni la mitad de aspecto serio que ha llevado en la última década, lo cual hizo que fuese una ceremonia amena y, sobretodo divertida. Un 10 para Alex de la Iglesia, ha conseguido lo que sus predecesores no consiguieron: ganarse a los espectadores. Notable para los Goya 2010, así para los que comentamos la ceremonia por Twitter utilizando el hastag #Goya2010.