Ayer por la tarde fui a ver “Invictus”, la última creación de Clint Eastwood. La película relata los primeros meses del mandato de Nelson Mandela y su vuelco por obtener la integración en Sudáfrica mediante el rugby. Eastwood, tras haber hecho una serie de películas sobresalientes, se encuentra ante otro nuevo reto, y en mi opinión ha superado con creces dicho reto. Quizás no llegue a ser una obra maestra, pero lo cierto es que Invictus es una buena película.
En el año 1990 Nelson Mandela sale de prisión tras haber estado prácticamente tres décadas en ella. 4 años mas tarde obtiene la presidencia de su país, una Sudáfrica partida en dos pensamientos: el del pueblo blanco y el de la mayoría negra. Mandela ve en el Rugby un elemento que puede servir de reconciliación para ambas partes del país. Por eso apoya al equipo nacional sudafricano, símbolo del movimiento del “apartheid” blanco. Los Springboks, liderados por Francois Pienaard tienen frente a ellos una oportunidad no sólo para ganar un titulo internacional, también tienen la oportunidad de unir a un país que apenas unos meses atrás parecía irreconciliable.
A destacar especialmente la brillantez de Morgan Freeman en el papel del presidente Mandela, probablemente uno de sus mejores papeles (sino el mejor) hasta la fecha. Durante los 135 minutos de la película en ningún momento ver que había cosas que faltaban o sobraban. Todo conecta bien en Invictus, desde la historia y sus sucesos hasta los personajes. Matt Damon por ejemplo cumple con el papel, que pese a hacerlo bien tampoco tiene grandes escenas para lucirse, mas bien tiene un aura de segundón en toda la película. El único problema que encuentro a Invictus es el tener como predecesora a una gran película como Gran Torino, lo cual es un tremendo handicap. Pese a que no llega a conmover tanto, y pese a que la interpretación de la última es magistral, Invictus no llega donde llego su predecesora, por lo que se queda en una película sobresaliente, pero no de matricula de honor.
A mí me pareció que intentó mezclar demasiadas cosas y se notaba que era un encargo con cierto tipo de directrices.
Técnicamente me parece muy buena, haciendo algunas apuestas en cuanto a planos bastante atrevida para lo que es Clint y la foto como dices muy buena, tanto por los paisajes de Sudáfrica como por cierta escena “nocturna”.
Por cierto, en realidad no hay un buen retrato ni político ni humano de Mandela, porque como político sólo se centra en su utilización como vehículo de unificación el Rugby pero de las medidas políticas, sociales y económicas no se habla en ningún momento, y sobre el apartado humano también falla porque se le presenta como un “semi-dios” sólo haciéndole humano con algunos clichés como “el hombre abandonado por su familia”, “su familia es el pueblo de Sudáfrica”, etc..
Por cierto, lo único que me ha fallado aun siendo Clint es esa banda sonora que a veces llega incluso a ser “popera” pero sabíendo quien es el autor casi que se disculpa el no ponerle pegas.
Un saludo.