Como si de una pelicula antigua se tratase, hay una estación de trenes y de autobuses que para mi es un lugar melancolico y a evces triste. Sin ser momentos de pena, lo cierto es que la estación de Zaragoza me ha dado momentos melancólicos por una u otra razón, aunque la mayoría de ellos han sido por una sola razón. Recordando mis viajes a Barcelona he recordado estos momentos, y por eso os estoy hablando sobre ellos.
Normalmente suelo viajar a Barcelona en autobús, sobretodo a la vuelta a mi tierra. Cojo el autobús en el apeadero de Sants y 7 horas después estoyllegando a la estación de autobuses de Vitoria. Pese a que el viaje es largo intento acortarlo usando mi iPod o mi portatil. El aburrimiento por suerte es fácil de combatir, lo que no es fácil es eliminar el saborcillo de tristeza que se le queda a uno cuando abandona la ciudad condal. Para mí Barcelona es una via de escape de los problemas de mi ciudad, dejo atrás mi vida vitoriana y retomo otra que me espera siempre allí.
Hasta ahora el camino parecía estar marcado, definido y parecía imposible de ser modificado. Pero por suerte, la vida me ha enseñado que no todo dura eternamente, que las cosas pueden cambiar y no tienen que ir a peor las cosas. Por eso, a dejar atrás Barcelona y llegar a Zaragoza, lugar donde el autobús para casi una hora tu cabeza empieza a darle vueltas a las cosas. Tambien haces llamadas, y en las llamadas haces promesas… en esa estación de mi boca han salido buenas sensaciones y malos presagios. Al fín y al cabo, la estación de Zaragoza venía a ser un punto de despedida en el que sin abrazos y sin gestos las palabras lo hacían todo. He prometido muchas cosas mirando los andenes de esa estación. Algunas cosas se cumplieron, probablemente la mayoría. Otras… fueron fruto del amor, asi que ya sabéis donde habrán ido a parar. De lo que estoy seguro es que no me averguenzo al reconocerlas y aceptarlas.
Las cosas han cambiado bastante, y ahora afronto el viaje, mejor dicho afrontaré el viaje con otra visión. Mi vida no es que haya cambiado, pero si mi visión de ésta, y esas penurias frente al tren creo que no van a estar presentes el próximo domingo. Sean penas por tristeza, por echar en falta a alguien, por lo que sea. Comienzo de nuevo, y mis metas ahora no estan tan lejos ahora. Quien sepa leer entre lineas que levante la mano…