El reloj de Telecinco marca las siete y media de la mañana. Como todos los días, tras asearme, vestirme y desayunar apago la tele, las luces y abro la puerta del dormtorio de mi padre donde un día hay ronquidos y en otros ya hay un “hasta luego” a modo de despedida de fondo. Cojo mis llaves y me pongo camino al autobús que me llevará a la oficina. Espero unos minutos, no más de 5 y me subo al urbano donde siempre hay algún compañero de trabajo. Ambos compartimos momentos en los que l sueño aún reside en nuestros cuerpos. Veinte minutos después cruzamos el umbral del trabajo, lugar donde pasamos una media de 9 horas diarias.
A las siete y treinta y un minutos de la mañana salgo del portal y hago en silencio los apenas 100 o 200 metros que separan mi casa de la parada de autobuses. ¿como son esos segundos? hoy tenéis la respuesta. En realidad no llegué a grabar hasta la parada, pero en el último segundo se ve arriba a la derecha gente esperando al autobus, ese es mi primer destino matutino. Bueno, els egundo, el primero siempre será sagrado: el baño nada más despertarme.
Mola al principio como se ve tu sombra en una pared y se te notan las gafas xD