Esta situación seguro que la han compartido o comparten miles de bloggers a lo largo y ancho del planeta. Muchas veces te encuentras con muchas ganas de escribir, como cuando te da hambre o te dan ganas de dormir, sólo que hay un problema: no tienes ni pajolera idea de qué hablar. Dios, si por cada vez que he tenido ganas de escribir y no sabía sobre qué hacerlo me diesen 20 centimos… hoy en día sería un geek con un macbook en lugar de un portatil, y un iphone en lugar de una htc, pero bueno. Cuando ocurre esto recurres a la clásica inspección del lugar en el que estás para encontrar algo que por muy absurdo que sea te de alguna idea. Buscas un objeto, una persona… algo que encienda la bombilla y bueno, suelen ocurrir dos cosas. La primera es que te venga una idea, pero que normalmente tiene la misma calidad que los calcetines del todo a 100 aunque a veces puede que salte la liebre y salga algo interesante. Por otro lado, lo mas normal es que no salga nada de esa busqueda de tema y te tengas que quedar con unas incipientes ganas de postear.
Por eso creo que he llegado a encontrar una especie de solución. En mi cuarto, en un corcho colgaré dos folios blancos que iré rellenando con ideas para posts a medida que se me vayan ocurriendo. No sé si funcionará, pero igual puede quitarme en algúnos casos el “mono”. Esta misma tarde cuando llegue a casa colgaré las hojas en blanco y de aquí a un mes (si me acuerdo) os comentaré para que ha servido y sobretodo si ha llegado a ser una experiencia positiva o no.