Tras cuatro años sin haber disfrutado de un concierto de jazz ayer volví a disfrutar de uno. En realidad disfruté de dos grandes recitales bien distintos entre si, por un lado la maestría de tres grandes bajistas y por otro lado un jazz mas puro en el que los instrumentos de aire toman el poder.
Curiosamente la noche la arrancaban los cabezas de cartel del día de ayer, Stanley Clarke, Marcus Miller y Victor Wooten, tres grandes bajistas que se han unido para crear un proyecto musical único. SMV, nombre de la banda que viene por la inicial del nombre de cada integrante. Los tres grandes del bajo venían a demostrar que tres no son multitud, y lo demostraron con su destreza con las 4 cuerdas. Con mucho aire funky al comienzo, los tres bajistas americanos se ganaron al público, y éste estaría siempre con ellos hasta el final del concierto. Cada uno de los integrantes tuvo su minuto de éxito. Victor Wooten y Marcus Miller hicieron vibrar al público con sendos solos en los que demostraron tener unos dedos mágicos. Stanley clarke se decantó por demostrar sus dotes con un contrabajo. Sin ser tan espectacular como sus compañeros el bajista de Philadelphia demostró ser de la vieja escuela sacando un sonido impresionante de su contrabajo.
El recital, que apenas duro una hora y cuarto fue en todo momento intenso, lleno de impresionantes slaps por parte de los tres bajistas. A veces más funky, a veces mas clásico, lo cierto es que el público disfruto de lo lindo y esto se vió reflejado cuando no paró de pedir una y otra vez un tema más antes de decirnos hasta la próxima. Wooten, Miller y Clarke volvieron al tablado para interpretar “beat it”, todo un himno del gran Michael Jackson. Los tres magnificos se fueron tras un recital corto, muy intenso y sobretodo muy bueno, el único pero es que supo a poco esos 75 minutos.
Con el listón demasiado alto y con gente abandonando el recinto a cuentagotas saltó el cuarteto de Stefano di Batista, un saxofonista italiano que siguió ofreciendonos un jazz de calidad. Mas puro que el concierto anterior, el italiano gustó al público principalmente por el contacto que tuvo constantemente con él. Los cuatro músicos estuvieron exquisitos, especialmente el bateria que dejó atonito a mas de uno del público. Con bastantes menos espectadores que al comienzo del concierto Di Batista y sus músicos se despidieron sabiendo que habían estado correctos y que habían ofrecido una buena ración de jazz del bueno.
Personalmente hablando, me encantó poder tocar y ver en persona a Victor Wooten, un gran músico que me apasiona gracias a mi primo Ander, uno que verdaderamente si disfrutó de ese momento. Ahora tengo un hermoso autografo del bajista en mi agenda Moleskine con un hermoso “Peace!” escrito por él. Con este concierto pongo punto y final a una semana en la que he visto y disfrutado de más de 20 conciertos de todos los estilos musicales, desde Metallica a Depeche Mode pasando por el jazz mas puro y el rock mas britanico de Kaiser Chiefs o el metal mas bruto de los Lamb of god. No sé cuando volveré a entrar a un recinto para disfrutar de un gran concierto, sea cuando sea lo único que sé es que volveré a ir para disfrutarlo, a ser posible con mi camara.