Tal día como ayer hace ya cuatro años perdía a mi madre por una enfermedad que no pienso pronunciar. Ayer la verdad es que no pude escribir nada decente para recordarla, así que decidí no hacerlo. De hecho, cuando más ganas tenía de escribir algo eché la mirada atrás y sencillamente me emocione tanto que no pude hacer nada mas que ver pasar los minutos.
Ha llovido bastante desde aquella mañana de verano en la que mamá me dijo adiós. Por desgracia cada día se aleja mas y mas ese día, y hoy su recuerdo es mas leve y difuminado en mi mente. Me apena perder a mi madre de mi mente, apenas acordarme de su voz, de sus gestos, de su forma de ser. Hace cuatro años ella nos dijo adiós a todos y yo no pude decirle adios. Es lo que mas me duele de todo esto, no poder haberme despedido de mi madre de una forma mejor. El día anterior a empeorar tuvimos una riña, y tras esta me fui a la cama y ya no volví a hablar con ella, jamás. A partir de ese momento empezó un calvario que acabó como ya todos sabéis. Nunca olvidaré esos minutos en las escaleras de la UCI en las que no podía llorar, de hecho no sentía nada, era como si estuviese muerto por dentro, no sentía ni alegria ni tristeza, solamente estaba allí presente. El otro recuerdo que me viene a la cabeza es el de mi padre en el entierro. Mi padre siempre ha sido un tipo duro, no es Clint Eastwood pero es bastante duro con ese tipo de cosas. Por ejemplo, las horas posteriores a la muerte de mi madre mi padre apenas lloró o dio muestras de dolor externo, el dolor lo tenía bien dentro, y la unica muestra de dolor que yo le sentí fueron las flaquezas que tuvo cuando el coche con el ataud de mi madre comenzó la conducción desde la entrada del cementerio hasta el nicho. Ahí fue cuando mi padre me demostró que su vida quedaba destrozada en miles de pedazos. Yo fui bastante frio esos primeros días, y lo cierto es que pasaron un par de semanas hasta que tuve una buena llorera por ello. Salimos adelante mi padre y yo pese a faltarnos alguien muy importante para nuestras vidas.
Han pasado ya muchas cosas desde entonces. Nuestras vidas han cambiado mucho y los problemas han ido y venido en muchas direcciones, pero seguimos en la carretera pese a todo. Hoy ya apenas me duele aquella herida incurable, pero sigo recordandolo y no lo olvidaré nunca. Mi madre siempre estará ahí, pese a que pasen los años y la vida me acerque y me alee de personas ella siempre estará en mi memoria. No sabría deciros si fue una buena o mala madre, sólo sé que fue la mia y que la quería pese a las muchas tiranteces que tuvimos.
Si os soy sincero hoy en día me gustaría que mi madre viviese para ver mi evolución. Comprobar que ya soy todo un hombre, una persona que lleva trabajando dos años ya, que cada vez soy mas formal y maduro. Me gusta pensar que mi madre se sentiría orgulloso de mi, no he llegado muy alto en esta bida, eso es cierto, pero creo que lo que he hecho hasta ahora lo he hecho como debe ser, en algunos casos mejor que en otros pero siempre intentando hacer las cosas como debe ser.
Bueno, necesitaba escribir algo sobre mi madre y escrito queda, así tambien corto un poco el tema musical que ha inundado estos días mi blog. Ahora voy a seguir trabajando en esta mañana de sabado soleada de julio. Esta noche fiesta y a intentar disfrutar un poco antes de seguir con mi vida monotona.