Raval.

 
“El sol sale hoy oculto entre nubes negras y grises. La rambla de las flores se despierta seca, no hay pétalos ni viandantes. Es pronto y los bares de la ciudad huelen a lejía y café de máquina. Los policías pasean por las aceras despertando de sus cartones a los únicos vecinos de la zona. Las prostitutas vuelven de su trabajo, es tarde y quieren dormir. El quiosquero me cobra el diario sin mirarme a los ojos. No parece un día para sonreír y sin embargo no puedo dejar de hacerlo.”