1/10/2007

Hoy ha sido un día duro, extraño, gris y cansado, de todo menos bonito vamos. Ya he atendido mis primeras llamadas en el curro y bueno, es algo dificil cuando te supervisan un poco pero Amaia, que es esa supervisora no es tampoco un guardia pretoriano, me echa a la minima el cable que necesito y parece que en estas dos semanas le iré perdiendo el miedo al telefono. Por lo demás, ya se acabó elhorario de verano, ahora empiezan meses de jornada partida, saliendo a las siete y media de la mañana de casa y no volviendo a ella hasta las seis de la tarde, todo sea por tener experiencia en el sector y ganarme esas perrillas que tanta falta hacen en esta vida.

Y para redondear el día, me toca mojarme a la hora de comer, y para rematarlo, me pego al salir del trabajo en la calle un tropezón, que no me ha hecho ninguna herida, salvo unos roces que ha sufrido mi pobre iPod, casi se me parte el corazón…

No os he comentado nada, pero este fín de semana recibí la llamada de una vieja amiga catalana, Lidia, la cual pasó de ser unas meras palabras en la pantalla a ser alguien de carne y hueso. Le hice una visita guiada junto a sus amigos por mi ciudad, creo que les gustó, la verdad es que Vitoria es una ciudad tranquila pero coqueta y muy agradable. Algo fria como ellos dijeron, pero muy bonita. Apenas unas horas antes de recibir esta sorpresa me compré mi último juguete electronico, la Xbox 360 con el Halo 3, hablaré de él mañana o pasado, se merece una review en toda regla, sólo adelanto que es ES-PEC-TA-CU-LAR a alta definición, no he visto nada parecido en mi casa hasta el día de hoy, que autentico juegazo dios mio…

Ya pasó un día de la semana, sólo quedan cuatro… como decía Paco Pil: “…son de lunes hasta el jueves los días que más apestan…”