El típico jefe que pone de los nervios afecta, literalmente, a la salud de sus empleados. Al menos, así lo asegura un estudio publicado esta semana en la revista Archives of Internal Medicine, que indica que un buen jefe protege contra las enfermedades del corazón, mientras que uno injusto puede conducir a un trabajador derecho a la cama de un hospital.
Homer llegó tarde al asunto…